Víctor Tenorio
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C
on La Danza del gallo, Vite, nos confirma a un narrador cuyos ámbitos de fabulación no se reducen a espacios exteriores, sino que apela a sumergirnos por las cartografías internas de sus personajes. La traición, el suicidio, el error, los hábitos domésticos, el amor como utopía, son temas a los que recurre para acercarnos a su universo, donde podemos reconocer la voz del narrador, quien goza ya de un estilo que lo distingue de los autores de su generación. Esa nostalgia que baña de ternura los diálogos, propia de la gente del ande; la nitidez con la que trasunta a la página cada una de esas escenas son, sin duda, la marca de honestidad con la que cumple para trascender su espacio histórico.
on La Danza del gallo, Vite, nos confirma a un narrador cuyos ámbitos de fabulación no se reducen a espacios exteriores, sino que apela a sumergirnos por las cartografías internas de sus personajes. La traición, el suicidio, el error, los hábitos domésticos, el amor como utopía, son temas a los que recurre para acercarnos a su universo, donde podemos reconocer la voz del narrador, quien goza ya de un estilo que lo distingue de los autores de su generación. Esa nostalgia que baña de ternura los diálogos, propia de la gente del ande; la nitidez con la que trasunta a la página cada una de esas escenas son, sin duda, la marca de honestidad con la que cumple para trascender su espacio histórico.
